martes, 29 de julio de 2014

El valor pedagógico en el Fútbol

Sin lugar a dudas, el deporte es una herramienta pedagógica de gran valor. El jugador del Getafe, Fabio Celestini, lo tiene claro: «El fútbol no es solo correr detrás de un balón. Significa mucho más. Es un poco como la propia vida y si consigues desde pequeño inculcar valores participativos, de trabajo en equipo y respeto por las reglas, estás contribuyendo a hacer mejores personas en el futuro».

Desde la FIFA han afirmado en muchas ocasiones que «el fútbol es una escuela de vida con un gran valor educativo, sobre todo para niños y adolescentes, quienes deben aprender a aceptar las derrotas con estilo y dignidad, armonizar en grupo, ser solidarios y alcanzar metas como equipo».

Sin lugar a dudas, el deporte, en general, y el fútbol, en particular, constituye un instrumento educativo inigualable. Como apunta Jorge Valdano, «el deporte es una escuela de competitividad, de repartición de roles, de aplazamiento de la recompensa, de superación personal, de resolución de conflictos, de trabajo bajo presión. El deporte enseña desde la práctica y por eso resulta tan pedagógico. Tiene la facultad de enseñar sin que el beneficiado sea consciente de ello. Aprendes mientras juegas”.

Por otra parte, no hay que olvidar que los futbolistas se han convertido para niños y adolescentes mayoritariamente, en «modelos de referencia» a los que imitar. Ello les obliga «moralmente» a seguir comportamientos intachables, no sólo dentro del terreno de juego, sino también fuera del mismo. La educación demanda y exige, ante todo, credibilidad; y la credibilidad se construye (o desmorona) con el ejemplo (o contraejemplo). Las palabras están bien, pero lo que realmente seduce son los hechos. Dar discursos es fácil, rubricarlos en acciones es más complicado.
El deporte en general y el Fútbol en particular son vehículos formativos de una profundidad incalculable. Quizá aquí el aspecto más novedoso lo constituye su capacidad para crear modelos sociales. Dejando de un lado las implicaciones que los futbolistas tienen en el mundo de la moda, mejor dicho, en el del estilismo, también buena parte de sus comportamientos marcan tendencias, y no sólo en los terrenos de juego, lo que es indudable, sino también fuera de ellos. Sus comportamientos son los referentes para nuestra cultura televisiva,  esa circunstancia, como casi todo en el género humano supone, por una parte una gran responsabilidad, y por otra una oportunidad para la transmisión de valores y de cultura inigualables. Los gestores deben aprovechar este altavoz social para conseguir una mejora sensible y sostenible. Los aficionados, utilizarlo con mesura y conocimiento.
ATT: ESP. ALEXIS GONZALEZ

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